Vacío, con sus abrazos sin ceñir a ninguna cintura, dormidos y unidos a las palabras también almacenadas sin respuestas; sin deseos liberados, sin manos que entrelazar y preso de sus sentimientos qué, poco a poco le hunden en sus propias soledades. Cansado de amor muerto, solitario e infeliz, culpable de sus verdades y su imprudencia, de ser como es, de darse y perderse al mismo tiempo; de la locura racional y estúpida, de decir siempre sí.
Se aleja y se pierde en no sé dónde y cuánto más camina, más se pierde, más se aleja de su yo y sin darse cuenta no va dejando rastro para regresar, porque nada le retiene, nada ganó y a nadie interesó su mano, sus abrazos y sus palabras de entrega; sinceras, explícitas y sin precio pactado.
Su corazón está lleno y a la vez vacío; lleno de " te quieros escondidos" y vacío de respuestas, ésas que le miran al doblar la esquina sin detenerse.
Quería vivir cada instante, cada segundo y llenarlo de amor, de miradas y besos profundos, de sentir la piel en su piel, de abrir los ojos cada mañana y encontrar la luz y volver a amar y sentir el calor de sus besos y de cruzar el mar de su cuerpo recreándose en cada milímetro, en cada rincón, en su calor al amanecer y de todo el deseo transformado en " dos palabras "...
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