El vendaval de las sonrisas iniciaba el pasacalles; los más mayores,provistos de sus sillas correspondientes ocupaban un lugar en la acera, cerca de los pequeños qué entre juegos luchaban por posicionarse en los bordillos para no perderse el festival de caramelos que caerían en torrente desde las carrozas. Los padres, padres sacrificados dicho sea de paso, pertrechados con sendas escaleras para alzar a los peques qué con ojos de buho quedarían secuestrados entre luces multicolores , vestidos extravagantes, jinetes, bandas de música y danzantes, sin entender porqué aún, el mundo que les hacía "volar" entre sus cuentos y sueños contados a pie de cama todas las noches estaban ahí, cercanos y en nuestro mundo..., todo un prodigio de magia que les hacía creer mucho más en el mundo que pronto acabarían por descubrir la ficción del mismo, pero esa noche, todos eran niños y todos soñaban y pensaban que ese mundo tenía mas proteínas que el verdadero y por unas horas bien merecía la pena bañarse en el.....
Lon González.
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