Estaba en su más absoluta naturaleza, formando parte del tronco que sustentaba sus ramas, sintiendo las ligeras uñas de alguna ardilla, pero sin llegar a profundizar en su corteza; suave y ligera, tersa y durarera. Aún no era un papel..
Pero llegó el hombre, con su gran maquinaria, ruido y muchas voces gritando a la vez..¡ talad y rápido, el tiempo no nos sobra!!..,; el tronco cayó al suelo y su mundo también....
Pasó el tiempo y dentro de un gran almacén cepillaron su corteza, limaron sus asperezas, lavaron su cutis una y mil veces, la bañaron en tintes y almidones, la embalaron en grandes fajos de millares como ella y, más tarde, sin saber cómo y cuando, apareció en un "centro comercial", con una etiqueta pegada a su envoltura y un lazo amarillo para reclamar su contenido..¡¡ estaba a la venta!! y sentía una gran tristeza...
Un día, un día cualquiera, pasó por ése gran centro comercial una mujer; joven, atractiva y con una gran tristeza en su interior; estaba enamorada y no tenía correspondencia. Realizó una mirada rápida por los estans del centro; perfumería, lencería y regalos..; en este último su mirada se detuvo en un paquete de color azul y un lazo amarillo; estaba lujosamente envuelto y su contenido llamó poderosamente su atención.
Compró el paquete y pensó que su tersura y presentación de sus folios, sería un buen motivo para escribir a su no correspondido amor..
Sobre sus folios trazó líneas y líneas de palabras hermosas, de profundos sentimientos y deseos qué solo de pensarlo ahogaban su garganta agolpando en ella el gran significado de las mismas...; al final..., todo era posible, estaba allí, toda su vida, sus deseos, su más íntimo pensamiento y dentro de su alma sólo quedaba sitio para la felicidad más absoluta.
Ahora, pensó..., viene la parte más importante, enviar dichos folios a su destinatario por el mejor y más seguro procedimiento..¡¡ el servicio de correos,,!! Sí, así lo haré...
A la mañana siguiente entregó el sobre con su contenido a la cartera de su domicilio; el contenido de su amor y de sus esperanzas...
Pasaron los años....
Amor mio..¿ recuerdas aquella carta que me enviaste ?.., nuestros hijos tienen que conocerla...
La joven y atractiva mujer no volvió a conocer la tristeza y su vida se transformó en una felicidad constante...
Salva González, a la sazón Lon González.
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