viernes, 14 de agosto de 2015

COSILLAS DE CAMORRAMUNDI



   ¿ Cómo distinguir entre un presunto y un confeso delincuente, entre uno que roba para alimentar a su familia   y otro cargado de tintes de honorabilidad y podrido de dinero,  que lo hace con toda la premeditación y amoralidad posible que con ello se enriquece mucho más y empobrece, arruina, hunde y provoca que otros incluso se quiten la vida?
    Esto bien podría servir como argumento y crear un guion para una película de mafiosos  al más puro estilo de la camorra napolitana, siciliana o de la profunda Calabria.
    Sabemos que este tipo de películas cargan la tinta y la acción en los bajos fondos, donde se cocina todo y desde donde se dan las órdenes para que los matones de turno ejecuten lo ordenado, sin pestañear, sin dudar, sin importar quien sea el desdichado que reciba la paliza, tortura o se le entierre con unos zapatos de cemento armado para ver cono se hunde bajo el agua o en alguna construcción que a su vez es propiedad de clan o club selecto y abyecto.
    Estas historias de condenados y mafiosos no son de éste siglo, ni del pasado, no. Ya en tiempos de los Druidas existían clanes que se ocupaban de los trabajos por encargo y sin rastro, incluso tuvieron sus trifulcas con los romanos para atribuirse el Acueducto de Segovia ( hoy sigue sin estar muy claro quien fue el autor de tanta piedrecita sin masa intermedia) . Hoy día este tipo de trabajos ha superado las normas ISO 6000 o 60.000  aunque no pueden reconocerse, están camufladas en distintas actividades en forma de negocios que pagan sus impuestos y reúnen toda la documentación necesaria para salvar el envite de algún aguerrido inspector y esto me viene a recordar una inspección realizada a una industria del cemento a la que se le exigía una sanción multimillonaria que después quedó diluida o extinguida y apartado de la investigación a los atrevidos funcionarios. No es la Calabria profunda pero hace pensar y mucho.
     Pero sigamos con esta ficción, esta historia de mafias y de condenados, son tantas y tan variadas que podría estar escribiendo siete días seguidos con sus noches y amaneceres- no quiero ni pensarlo, me tendría que beber el café de media Colombia-; ahora que recapitulo, no he asignado nombre a este País tan exquisito y creo que lo conveniente sería retitularlo por otro artículo pasado sí, una historia más de CAMORRAMUNDI.
    De tanto hablar de CAMORRAMUNDI alguien podría tener la idea de constituirlo legalmente y esto si sería un problema sobre derechos de autor por que, la verdad, no he pensado en ningún momento registrar tan sospechoso nombre, es obvio que invita a pensar que no se refiere a quiénes están ungidos por la divinidad ni conventos de clausura, aunque esto no quiere decir que ni los ungidos ni los conventos tengan una historia transparente e inmaculata.
  Y situados en este País con denominación y sabor a pasta al dente, leemos y comprobamos con estupor las cosas que en él ocurren; los malos precarios van directamente al trullo y cumplen sus pecados íntegramente y están afinados con otros malos precarios y de pocos conocimientos y amistades infuyentes; no les sirven el café en sus celdas ni acompañan a dar un paseíto por el patio, ni gozan de las comunicaciones que hoy día nos sirve la tecnología y por supuesto, no hay salidas de fin de semana para hacer un trabajito para la subsistencia familiar; son reos y cumplen por sus terribles fechorías.
  Después existen los conspicuos expertos en poner sus conocimientos en delinquir, éstos, también denominados con ése anagrama detestable de VIP -esto me recuerda una placa que existe en el aeropuerto y que resulta de lo más ofensiva; tu no puedes aparcar por estar prohibido, pero..., la placa en cuestión exime de esto los VIP-, sin duda es un agravio a los ciudadanos de CAMORRAMUNDI. Pero sigamos con este otra clase de "reos" VIP y conspicuos; tienen privilegios y protección especial e incluso se les reserva las mejores habitaciones  del establecimiento para no tener encuentros desagradables con la parte precaria. También es obvio que cuenten con la más selecta colección de letrados para su asesoramiento cuyos honorarios son abonados, bueno, esto no es importante porque seguro que cobran y da igual pensar de dónde sale el dinero, si es blanco o negro o compensado por otras cosillas que ahora no vienen al caso.
  Aparentemente tienen el mismo menú, aparentemente hacen la misma vida, aparentemente tienen el mismo trato por parte de los funcionarios de prisiones y, como no podía ser de otra forma, todo es una mera apariencia , un buen teatro en el que las butacas están muy aseguradas y las salidas también.
   Cabe pensar después de este pequeña selección de unos y otros, que en la ficción de éste peculiar CAMORRAMUNDI, el delito de VIP está tirado, de saldo y que el vil metal duerme protegido por otros honorables bien pagados para que no tiren de una manta que también es de ficción.
  En otro capítulo hablaremos  de jueces y justicia en CAMORRAMUNDI.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario